martes, 18 de diciembre de 2012

Reggaetón, reciclaje y el ataque a la libertad


En general, una persona cumple las normas porque cree que existen para garantizar la convivencia pacífica de la sociedad en que vive. O por lo menos ese es el deber ser.
Lo que queda claro es que aun sabiendo que algunas reglas puedan afectarle a sí mismo, el individuo las acepta porque confía en que ello traerá beneficios colectivos. Es, por ejemplo, la situación del conductor que respeta la luz roja de los semáforos, pues es consciente de que, de no hacerlo, el caos vehicular haría imposible transitar. Y aún en el caso de no detenerse, cuando es descubierto por la autoridad competente, acepta la multa que debe pagar. Por supuesto, detenerse en un semáforo es admisible pues no supone una afectación grave y desproporcionada para el que lo hace. En ese sentido, es perfectamente aceptable que se restrinja la libertad individual de transitar cuándo y cómo se quiere, dado que se atiende a intereses superiores.
Ahora bien, el problema surge cuando las normas limitan las libertades fundamentales sin una verdadera necesidad. Es decir, cuando existen prohibiciones u obligaciones excesivas sin ningún sentido. Lo digo porque en los últimos días me sorprendieron las medidas represivas que tomaron el Gobierno cubano y la Alcaldía de Bogotá. Y aunque una no tiene nada que ver con la otra (por lo menos estrictamente), sí guardan relación en que ambas cohíben ampliamente las libertades individuales. Me refiero, por supuesto, a la prohibición del reggaetón en Cuba y a la obligación de separar las basuras desde casa en Bogotá.
Intentaré exponerlas brevemente. De un lado, en Cuba se prohibió el reggaetón por considerarlo vulgar. Básicamente, el gobierno de la isla sostiene que allí existe una inmensa riqueza musical autóctona que no puede echarse a perder por sonidos degradantes como el reggaetón. De otra parte, el Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, expidió un decreto que ordena que en todos los hogares de la ciudad se deben separar los desechos reciclables de los no reciclables con el fin de disminuir los índices de contaminación y, por esa vía, ser parte en la lucha por el cuidado del medio ambiente.
Pues bien, es necesario decir que aunque ambas medidas pueden parecer positivas por los fines que persiguen, es inaceptable que la libertad individual se vea coartada por ello. Es decir, evidentemente un mundo sin reggaetón sería mejor. Es más, cualquiera con mediana capacidad de raciocinio y un mínimo de cultura dirá que eso no es música y que no debería existir. Al mismo tiempo, alguien con conciencia me dará la razón en cuanto a que todos deberíamos reciclar y cuidar el planeta, pero ninguna de estas razones pueden convertirse en patentes de corso para que se pisotee el bien más preciado del hombre. Muy al contrario, la sociedad civilizada debe caracterizarse por poseer un Estado y un Derecho minimalistas, es decir, que procuren disminuir a su mínima expresión la intervención en las vidas de los individuos. Quiere esto decir que la colectividad no debe entrometerse o inmiscuirse en la autonomía de la voluntad privada bajo ninguna circunstancia, sino que debe maximizar el espacio de libertad y de decisiones personalísimas que cada quien puede tomar.
No estoy diciendo que me guste el reggaetón. Nunca. Cualquiera que me conozca sabe que lo detesto y que sueño con poder salir a la calle sin que se escuche un solo ruido que tenga que ver con él. Tampoco digo que contaminar esté bien. De hecho, me considero una persona con alta conciencia ambiental y en mi vida diaria intento disminuir al máximo la huella de desechos que producimos.  Pero sí defiendo un mundo libre, una sociedad en la que cada quien pueda oír la música que le da la gana y elegir si recicla o no. Un mundo, en resumidas cuentas, en el que cada uno pueda hacer con su vida lo que a bien tenga, sin tener que rendir cuentas a nadie.
Finalmente, creo que nunca había tenido tanto sentido aquella frase que Voltaire jamás pronunció, pero que la historia le atribuyó: “Detesto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

17 comentarios:

  1. Me parece un poco extremista considerar que el hecho de reciclar o no hace parte de tu más íntima libertad... creo, la verdad, que es un aspecto más ambiental que personal... un aspecto más de la órbita de los sociales, que de los fundamentales. No podemos absolutizar ningún derecho, ni la libertad, ni la vida... todos tienen límites que deben ser considerados en consecución a un principio fundante: la dignidad humana. Bajo esa perspectiva, no me parece correcta su forma de pensar.

    Por otro lado, la frase: "cualquiera con mediana capacidad de raciocinio y un mínimo de cultura dirá que eso no es música y que no debería existir"... me parece que es degradante, insultante y hasta contradictorio con el resto del escrito. Pues, si bien a mi no me agrada el reggaetón y mas bien soy de los pocos que se entretiene sobremanera escuchando música clásica; tengo la suficiente cultura y el mínimo raciocionio para concluir, que aunque reprochable, inmoral, simple y provocador... el reggaetón no pierde su condición de música: caso distinto es que sea de la misma calidad que otros géneros, pero vamos, que sin duda es música.

    No obstante, su opinión es respetable y la entrada estuvo entretenida. Gracias por invitarme a su blog.

    Julián R.

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  2. Te felicito me gusto comparto tu idea

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  3. Nicolas Garcia Garcia18 de diciembre de 2012, 20:43

    Extremadamente contradictorio....

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  4. Nicolas Garcia Garcia18 de diciembre de 2012, 21:22

    Si el fin de su escrito era resaltar las libertades individuales, no estoy de acuerdo con la expresión de "cualquiera con mediana capacidad de raciocinio y un mínimo de cultura dirá que eso no es música y que no debería existir".Esa simple frase contradijo todo lo que quiso decir, ya que si a usted no le gusta el reggaetón, hay mucha gente que le encanta y pues a pienso que eso hace parte de la libre expresión y desarrollo de cada quien.

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  5. Ahora que lo veo con más calma, es posible que me haya desfasado diciendo que no debería existir.

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  6. Nicolas Garcia Garcia18 de diciembre de 2012, 21:22

    ¡Ahora si creo que el mundo se acabará este viernes!¿Sebastián Luna reconociendo cosas? jajaja

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  7. Ja. Habiéndolo leído bien, tengo dos cosas para decir. Primero, aquello de la tan aclamada libertad a mi me parece una cosa de cuentos de hadas, realmente no existe, así que defenderla me parece causa perdida PERO entiendo tu punto. Por otro lado, ya que estamos siendo intransigentes, pueden, por favor, prohibir el vallenato en Colombia? Que gracias!

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    1. Tenaz avergonzarse de Autores como Escalona, Alejo Duran, Colacho Mendoza, Adolfo Pacheco, Abel Antonio Villa y otros que se soñaron un mundo con una pulida concepcion musical que hizo que se expandiera a lo largo del mundo... espero hable del vallenato nuevo, en ese caso le doy la razon, pero con los vieja escuela como se dice vulgarmente taco burro.

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  8. Muy interesante pero discutible.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Si bien es cierto, que desde tu punto de vista, ambos temas coartan el derecho a la libertad, pienso que en el segundo caso (Petro-Basuras) se trata de un choque de dos derechos fundamentales (libertad y vida) que tienen el mismo peso, por cuanto conllevan la garantía al principio "pro homine". Es por ello, que para mí el debate que propones es improcedente en este sentido, ya que siguiendo tu línea de argumentación inicial en la que afirmas: palabras más, palabras menos, que el individuo acepta las reglas porque confía en que ellas les traerán beneficios colectivos, este tipo de decisiones como la del Alcalde Petro, si bien imponen medidas que en principio pueden interferir en la esfera de las decisiones privadas o individuales, también permiten que en sociedades pocos civilizadas como la nuestra,se modifiquen conductas lesivas al ambiente, a la vida y a la salud de los humanos (seres vivos en general). En mi concepto esta es una medida que si bien es controversial, debería generarnos, más que malestar, esperanza, por cuanto desde los cambios de costumbres, impuestos o no, podemos creer en una sociedad en verdad "civilizada" en la que cada quien pueda pensar, decir y hacer lo que quiera. En cuanto a la prohibición de escuchar el reggaetón, si me parece una medida invasiva que afecta directamente a la libertad individual, además de que esta decisión tan sólo pone en pugna los gustos de unos y de otros, ya que restringe "cultura" a lo que se entiende por una persona "culta", en este sentido no estaríamos hablando de cultura, el reggaetón es un resultado de las modificaciones culturales de hoy en día, es un producto que nace de una cultura, que gracias a los efectos globalizadores,se dificulta identificar los beneficios que aporta a la sociedad, sin embargo,comentarios como "una persona con mediana capacidad de raciocinio" no le puede gustar esta música, es tan lesivo como las medidas gubernamentales que tú interpretas como violatorias a la libertad individual,tus afirmaciones en esta vía lesionan la dignidad humana tal como lo afirma uno de tus lectores arriba.

    De todas formas te agradezco por hacerme utilizar mis neuronas, porque así te demuestro que a pesar de bailar reggaetón, siguen funcionando, no mueren, jajajaja.

    Feliz navidad primo de Buda!!

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  11. Eres claro en tus creencias y forma de pensar, pero un poco impresiso en lo que los mortales sienten, ya que tu y yo sabemos que a este mundo no pertenecemos !(aunque me arriesgo a ser juzgada).

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  12. Sebas Buena disertación y como algunos de tus comentaristas creo que en algunos apartes hay imprecisiones! Me encantó la respuesta de Rossana Bermúdez y tengo libertad de expresarlo! mas sé que en Locombia hay mas de una persona a quien le encanta ese tipo de sonidos! Debo confesar que también me sorprendió la "echada pa´tras" del 18 de diciembre! De cualquier forma forma has puesto a pensar a mas de uno y en forma sana! Cada uno ha expuesto sus pensamientos y han sido floridos con ideas ricas en magnitud de conocimiento! Lastima la cantidad de personas que consideran al rejeton como música, pero es entendible su derecho a defenderlo y a disfrutarlo! Gracias por permitirme participar de algo tan agradable como una visualización con comentaristas tan suigeneris y pensadores, lo que me hace pensar que todavía hay gente buena en nuestro país!

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  13. Mientras haya un ente opresor hasta las mas buenas ideas se pueden volver motivo de revueltas y rebeldias hasta el punto de escupir babaza y revolcarse cual exorcismo de pelicula.

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  14. Otra cosa, no me gusta meterme con el asunto del reggaeton, porque odio que se metan con mis rollos pero hay que hacerlo, se han disparado practicas como esta que salio en Medellin que jovenes penetraban a niñas en un juego... ¿por que? se supone que cada quien escucha lo que le da la gana y eso ha satanizado el metal, pero por ejemplo no van a poner una banda de black metal a las 12 del dia en RCN o Caracol a hablar de sus influencias, si alguien quiere escuchar black, alla llega. Mientras a estos señores del reggaeton les dan la libertad de poner sus musicas tecno fabricadas mientras son entrevistados tratando de quedar como letrados y vanguardistas de la sociedad de la perdicion alienando a los pobres preadolescentes que apenas intentan vincularse con algo que los haga sentir parte de un movimiento. No mas difusion abusiva y masiva del reggaeton como estilo de vida ni como "arte" vanguardista. A otro perro con ese hueso.

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